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La actriz, en la noticia de su muerte |
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En el día contra la violencia de género, esta Biblioteca quiere recordar a
Conchita Robles (1887-1922) que, reducida hoy injustamente en televisión y prensa a fantasma que deambula por el Teatro Cervantes, es necesario reivindicar como una almeriense que vio en los libros un camino de liberación. Y bien que se empeñó: baste decir que, con 25 años, llegó a ser actriz de primera línea en la mejor compañía de la época, la de María Guerrero.
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Imagen actual de su casa, en la calle Almedina, 14, de Almería |
No obstante, si la recordamos hoy es para no olvidar que su exmarido no le perdonó que ella, por la actitud violenta y los celos infundados de él, se separara, no dejara el teatro y quisiera seguir la vida que ella soñó: una más independiente, curiosa y culta.
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Detalle de la placa ubicada en la fachada de su casa |
Por eso el 22 de enero de 1922, cuando Concha representaba una obra en el Cervantes, su marido logró subir al escenario, matar a un joven cartelista que se interpuso entre él y su antigua mujer, y asesinar a Conchita de un disparo en el corazón.
Cualquier mujer joven es recordada con tristeza si ha sido asesinada, también lo es Conchita; pero no es menos cierto que nos alienta su coraje ante la vida y su amor a los libros, como lugar donde entrenarse para una vida más auténtica y mejor.
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